La Adolescencia es una época de cambios, es la etapa que marca la transformación del niño en adulto.
La evolución que viven en esta etapa los hace entrar en crisis, pues ya no son niños pero tampoco son adultos, son personas en busca de su propia identidad. Crisis, que a veces, termina afectando a toda la unidad familiar.
Recientemente se hizo un estudio en EEUU en el cual le hicieron a los padres de un colegio la siguiente pregunta:
"¿Consideran buena la comunicación con sus hijos adolescentes?"
La mayoria contestó afirmativamene.
La misma pregunta se les hizo a los adolescentes de ese colegio, la mayoria contestó que no y los que respodieron que sí, lo hacían con algún "pero....":
"Es buena, pero no me escuchan"
"Es buena, pero no se interesan por mis cosas"
"Es buena, pero no tienen tiempo para mí"
"Es buena, pero no puedo hablar a solas con ellos"
"Es buena, pero todo lo que les digo lo consideran sin importancia"
"Es buena, pero al final terminan gritando"
NO HAY EDUCACIÓN SI NO HAY COMUNICACIÓN.
Los mensajes de los padres no llegan a los hijos y viceversa, y se acaba por no conocer al hijo, por lo tanto cuando surge algún problema este es mucho más dificil de afrontar y de superar.
Quien no ha escuchado alguna vez:
" ¿¿¿¿¿Mi hijo????? ¡¡¡¡eso es imposible!!!! tú no conoces a mi hijo".
¿Nos hemos parado a pensar alguna vez, que quizás seamos nosotros quienes no conocemos a nuestros hijos?.
Siéntate con él y habla, pero no le hagas un interrogatorio ni violes su intimidad, hazle ver que estás presente en su mundo, busca las ocasiones en que esté más receptivo, hazle ver que le quieres, pero no lo asfixies, dale orientaciones con cariño que él vea que estás ahí, que tienes interés y puedes ayudarle que no está solo y puede confiar en tí en esta etapa tan dura de su vida.
