sábado, 10 de julio de 2010

CARTA A UNA MADRE DE PANDILLERO


Hace poco, las madres de PANDILLEROS encarcelados realizaron una
manifestacion exigiendo los "DERECHOS" de sus hijos. ¡Hay que ver que
hay gente descarada!
esta es la respuesta de una madre ciudadana hacia la madre que protestaba...

DE MADRE A MADRE:

Vi tu enérgica protesta delante de las camaras de TV en la reciente
manifestación en favor de la reagrupación de presos y su transferencia
a cárceles cercanas a sus familiares, y con mejores prestaciones.

Vi cómo te quejabas de la distancia que te separa de tu hijo y de lo
que supone económicamente para tí ir a visitarlo como consecuencia de
esa distancia.

Vi también toda la cobertura mediática que dedicaron a dicha
manifestación, así como el soporte que tuviste de otras madres en la
misma situación y de otras personas que querían ser solidarias contigo
y que contabas con el apoyo de algunas organizaciones y sindicatos populistas,
comisiones pastorales, órganos y entidades en defensa de los derechos
humanos, ONGs etc. etc.

Yo tambien soy madre y puedo comprender tu protesta e indignación.

Enorme es la distancia que me separa de mi hijo.

Trabajando mucho y ganando poco, idénticas son las dificultades y los
gastos que tengo para visitarlo. Con mucho sacrificio solo puedo
visitarlo los domingos porque trabajo incluso los sábados para el
sustento y educación del resto de la familia.

Felizmente, también cuento con el apoyo de amigos, familia, etc.

Si aún no me reconoces, yo soy la madre de aquel joven que se dirigía
al trabajo con cuyo salario me ayudaba a criar y mandar a la escuela a
sus hermanos menores, y que fue asaltado y herido mortalmente a
balazos disparados por tu hijo.

En la próxima visita, cuando tu estés abrazando y besando a tu hijo en
la cárcel yo estaré visitando al mio y depositándole unas flores en su
tumba, en el panteón.

¡Ah! Se me olvidaba: ganando poco y sosteniendo la economía de mi
casa, a través de los impuestos que pago, tu hijo seguirá durmiendo en
un colchón y comiendo todos los dias. O dicho de otro modo: seguiré

sosteniendo a tu hijo malhechor.

Ni a mi casa, ni en el cementerio, vino nunca ningún representante de
esas entidades que tan solidarias son contigo para darme apoyo ni
dedicarme unas palabras de aliento.

¡Ni siquiera para decirme cuales son MIS DERECHOS!