sábado, 22 de septiembre de 2007

¿TE HAS MIRADO ALGUNA VEZ LA MOCHILA QUE LLEVAS EN LA ESPALDA?


Hoy es uno de esos días que te has levantado triste, sin fuerzas, sin ganas de hacer nada, te hubieras quedado en la cama el día entero, miras hacia la ventana y el día está tan gris como tus pensamientos, quitas la sábana con desgana con la cabeza todavía apoyada en la almohada, te incorporas lentamente y como puedes te intentas poner las zapatillas, te falta una, te cabreas, y es que no recuerdas que anoche estabas tannn cansada que te fuiste quitando la ropa casi con los ojos cerrados, y ahora no encuentras la dichosa zapatilla, ¡ya está!- piensas- ya se fastidió el día, por fin la encuentras, estaba justo delante de tus ojos, pero estás agotada y tus párpados se niegan a abrirse del todo, la ves como en sueños y le das una patada y justo tu dedo gordo va a parar al filo de la mesilla de noche...
¡¡PARATE!! ¡¡NO SIGAS!! sino vas a terminar el día peor que como lo empezaste.
¿Te has parado a pensar por qué te levantas tan cansada?
Muy sencillo: ¡Tu cama estaba anoche llena de gente!.
No te acostaste sola: te acostaste con el enfado de tu hijo por que no quería salir a comprar el uniforme, te acostaste con el cabreo de media mañana de tu jefe, te acostaste con la bronca que le echaste a la chica que te ayuda en casa por que se le olvidó planchar la camisa que te ibas a poner hoy, te acostaste con la llamada de tu madre diciéndote que no vas a verla desde hace 1 mes, cuando hace un par de días estuvisteis comiendo juntas, también te llevaste a la cama el trabajo, a tu marido, al veterinario por que tenías que llevar al perro a vacunar y aún no has pedido cita, al vecino que pasó por tu lado y ni siquiera te saludó por que en la última reunión de vecinos tú no le votaste como presidente, el director del banco, el portero... y un largo etc de personal que se mete por la noche en tu cama y no te deja dormir, y no contentos con eso conforme te vas levantando se te van metiendo uno a uno muy sigilosamente en tu mochila, si, esa mochila que todos nos empeñamos en llevar colgada en la espalda, unos más llena y otros más vacia, pero con nuestra mochila siempre acuestas.
Y yo te pregunto:
¿Cómo es tu mochila?
¿Qué llevas dentro de la mochila?
¿De qué color es tu mochila?

Haz lo siguiente:
Ve al cuarto de baño, mírate en el espejo de perfil ¿ves la mochila que llevas detrás en tu espalda? ¡está demasiado llena!.
Ve quitándote los tirantes de tu mochila poco a poco, déjala en el suelo y respira hondo.
¿A qué estás más ligera? ¿a qué te sientes mejor?.
Y vamos a hacer algo más:
Ve bajando poco a poco la cremallera, que comienza en tu cabeza, de tu traje de buzo, ese que te mantiene oprimida, tensa, alerta, ese que es de color negro y opaco, y ve bajándola poco a poco, ve mirándote en el espejo y mira como vas a pareciéndo tú, ¡irradias luz!, saca un brazo, luego el otro, baja por la cintura, una pierna, otra pierna. ¡Ya estás fuera!. ¡Ya no eres de color gris!. Mírate al espejo y sonrie, más, mucho más, ¡suelta una carcajada! ¡eres libre! dúchate, peinate, píntate y ponte tu mejor perfume y tu ropa favorita.
Respira profundamente, ponte recta y con paso firme y una sonrisa de oreja a oreja sal a la calle y cómete el mundo.
¡Tú puedes! por que TÚ VALES MUCHO.